Amapola. Una mala hierba.

Amapola. Una flor silvestre.

En casi todos, por no decir todos, los artículos de nuestra categoría de flores hemos mencionado flores que se puede cultivar. Ya sea en el interior de nuestros hogares, en un tiesto situado fuera de casa o en algún lugar de nuestro jardín todas eran cultivables.No es así la amapola.

Otra de las cuestiones que tenían en común todas nuestras flores era que también se podían encontrar en una floristería. Todas las flores mencionadas en nuestros artículos se pueden encontrar en arreglos florales de todo tipo. Coronas, ramos o centros son algunos de ellos.

El caso de la amapola es diferente. La amapola es una planta silvestre en su totalidad. Quizás por lo efímero de su vida, por la delicadeza de su flor o por cualquier otra causa nunca se ha planteado venderla en floristerías.

Pero empecemos por el principio.

¿Como es una amapola?

El ciclo de vida de una amapola es anual. Esto es, por decirlo de alguna manera, una cuestión de supervivencia. Más adelante explicaremos porque.

Una amapola es una planta con un tallo largo que puede alcanzar los cincuenta centímetros de altura. Este tallo es completamente erecto, no tiene ramas y está cubierto por unos pelillos muy finos.

El tallo si que presenta  algunas hojas. Estas son muy dentadas en los bordes y tienen un solo nervio en el centro.

En el cénit de este largo tallo encontramos la flor. Lo más conocido de nuestros campos. Esta flor tiene forma acampanada y es de un color rojo intenso. Solo tiene cuatro finos pétalos. Estos pétalos se marchitan muy rápidamente, una de las razones por las que no se usan en floricultura.

Pero el secreto de la supervivencia de la amapola está en el interior de la flor. Allí esconde sus semillas.

Las semillas de la amapola.

Una sola planta de amapola puede contener hasta veinte mil semillas. Se expanden por unos pequeños poros y caen en cualquier punto. Algunas florecerán durante la primavera. Esta es su época de floración.

Lo que hace especiales a estas semillas es que no tienen que florecer cuando caen al suelo. Ni al año siguiente. Existe la llamada «dormición de las semillas» Significa que las semillas que caen al suelo pueden permanecer en estado latente. La ciencia nos dice que pueden estar en ese estado hasta diez años y nacer entonces. Esto las convierte en un enemigo terrible para los agricultores.

La amapola. Una mala hierba.

Así es, la amapola es una mala hierba. Los agricultores hace siglos que luchan contra ella de forma denodada. Al crecer en las plantaciones compite por los nutrientes y minerales de la tierra con los cereales por ejemplo.

Hay dos factores que hacen que la amapola sea especialmente «feliz» en campos de trigo, cebada o avena. En primer lugar la amapola necesita para nacer y crecer mejor que la tierra sea removida. Todos los campos de Europa y Asia, que es donde encontramos esta flor, se labran cada año. Los nutrientes se remueven y la amapola renace. Si además resulta que ese terreno está en barbecho mejor que mejor. Menos competencia mayor crecimiento.

Por otro lado, y en segundo lugar, la amapola es más resistente que superman. Situémonos por ejemplo en España. Todos conocemos los cultivos de cereales de la meseta. Y todos sabemos que son tratados con todo tipo de herbicidas para evitar las malas hierbas. Pues bien, se ha demostrado que hay especies de amapola que resisten casi cualquier tipo de tratamiento al que se someta al campo.

Lo dicho, un enemigo invencible.

La amapola en la guerra.

La amapola es un flor que siempre es muy evocadora cuando la observamos en nuestros paseos o viajes. Pero ahora os vamos a contar una historia que os hará estimarla aún más si cabe.

Vamos a situarnos en la I Guerra Mundial. La I Guerra Mundial fue una guerra de posiciones ¿Que quiere decir esto? Que los ejércitos permanecieron mucho tiempo en la misma linea de frente. Las imágenes de las trincheras de la I Guerra Mundial todos las hemos visto.

En estas trincheras no crecía ninguna planta, ni árbol ni vegetal. Esto es lógico si pensamos en el trajín de soldados por su interior. Pero entre las trincheras de ambos contendientes existía la llamada tierra de nadie.

En esas zonas si que había una planta que brotaba a pesar de todo. Las amapolas crecían allí como símbolo de vida en mitad de la muerte.

Es por ello que en varios de los países que participaron en el conflicto la evocan como símbolo de recordatorio del conflicto y de paz.

¡Véis como la amapola es bella y evocadora!

¿Para que se usa la amapola?

La amapola roja, la habitual entre nosotros, es una de los centenares de amapolas que existen por el mundo. Sus hojas son ligeramente venenosas. Esto es importante sobretodo para los animales herbívoros.

El hombre ha consumido sin embargo las mismas hojas en otras épocas. Si son recogidas antes de que florezca la hoja de la amapola puede cocerse y consumirse al mismo estilo de las espinacas por ejemplo.

Hay un detalle que ha hecho que el consumo sea menor cada vez hasta desaparecer. Tienen un efecto ligeramente sedante que en muchos casos hizo que se rechazase su consumo. No confundir los efectos que provoca la amapola roja con su hermana blanca, llamada adormidera que contiene morfina. Los efectos son infinitamente más suaves. Este efecto la hace especialmente indicada para infusiones tranquilizantes.

Por su parte los pétalos también se pueden comer. En algunos restaurantes los veremos como parte de algunas ensaladas. También se hacen jarabes y bebidas que no contienen alcohol.

Las semillas por su parte se utilizan como condimento en bolleria por su forma y tamaño.

La amapola en mi corazón.

Hoy cuando he decidido escribiros sobre está preciosa flor me he hecho una pregunta. ¿Cómo es que no se me ha ocurrido antes? Siempre recuerdo los campos de trigo que durante los viajes de mi infancia parecían casi infinitos. Y también tengo grabados a fuego en mi mente las salpicaduras rojas que veía a cientos, a miles quizás en ellos.

El artículo de hoy me ha hecho retroceder mucho, pero que mucho en el tiempo. Hoy he vuelto a ser en cierta manera un niño.